Los intentos de sonorizar las películas se remontan a los
inicios de la historia del cinematógrafo. Ya se habían estrenado varios cortos
con sonido, así como noticiarios Movietone con banda sonora. Pero el público no
había respondido con entusiasmo, y fue el estreno de El Cantor del Jazz, con
sus revolucionarias secuencias habladas, el que marcó el comienzo de las
películas con diálogos que todo el mundo quería escuchar.
La producción de un filme sonoro requería técnicas diferentes
de las del cine mudo. Para el rodaje de El Cantor de Jazz, con Al Jolson como
estrella, la orquesta se trasladó al estudio, de manera que actores y músicos
se vieran y oyeran en directo. Después de ensayar una escena, se hacía una
prueba de sonido, sin que las cámaras entraran en acción. Del techo colgaban
micrófonos, marcados con una letra, H o M, adecuados para las voces masculinas
o femeninas. Los focos se desviaban para no dar calor a los actores. Concluida
la grabación, se hacían los necesarios ajustes de sonido en el disco. Una vez
garantizada la calidad del sonido, se procedía a rodar la escena completa, con
imagen y sonido.
Contenía algunas canciones y varios fragmentos hablados; en uno
de ellos, el protagonista,
Al Jolson,
miraba a la cámara y pronunciaba la primera línea de diálogo de la Historia del
Cine: "¡Esperen un minuto: aún no han oído nada!". Después de esa frase nada fue igual y el cine mudo comenzó a ser algo del pasado.
Después
de este éxito sin precedentes de la Warner, los demás estudios comenzaron a
producir películas que cada vez ofrecían más diálogos. La primera totalmente
hablada sería "The lights of New York", en 1928. Fue de las primeras
películas sonoras, esta película pertenece al género drama criminal. Le costó
23.000$ y recaudó más de 1.000.000$.
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